Dicho Boletín habla sobre la omnipresencia de los llamados "smartphones" entre los adolescentes; se trata de aparatos con grandes posibilidades, pero que influyen manifiestamente en las costumbres y comportamientos de sus portadores. Además, pueden acarrear diversos problemas y riesgos, sobre todo si se hace un uso abusivo de ellos.
Claro que, en el contexto social en que nos encontramos, será difícil convencer a los adolescentes de que renuncien a ellos. A este respecto, el Boletín afirma:
«La solución no es impedir o prohibir el uso de estos dispositivos, sino conocer su funcionamiento y educar a los hijos e hijas para que realicen un uso adecuado de estos artilugios. Por consiguiente, recomendamos a los padres y madres que conozcan bien lo que regalan, que tengan en cuenta la edad y responsabilidad de sus hijos e hijas a la hora de regalarles un "smartphone", establecer con ellos las normas, consecuencias y compromisos para su uso y para su mantenimiento y, por último, supervisar y controlar la utilización que su hijo o hija haga del mismo.»
Parece ser que no se puede añadir mucho más al respecto. Más concretamente, yo hablaría de tutelar la utilización de estos dispositivos y fomentar (y conseguir) en los adolescentes el sentido crítico como consumidores de tecnología.
Y que, llegado el momento, ellos mismos decidan si es menester involucrar en nuestra vida estos aparatos... (Seré un anticuado, pero ¡Yo pienso que no!)
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